Hace un tiempo me di cuenta de que la creación de contenido en redes sociales era una carrera de velocidad. Si quería crecer y posicionarme como referente en inteligencia artificial, tenía que publicar constantemente. Pero había un problema: no tenía el tiempo ni la paciencia para grabar, editar y subir vídeos a diario. Así que decidí hackear el sistema.
Hoy, mi avatar digital publica un vídeo todos los días sin que yo mueva un dedo. Gracias a la inteligencia artificial, he conseguido generar contenido automáticamente, reaccionando a noticias virales en cuestión de minutos y asegurando una presencia constante en redes. ¿El resultado? Más de 14 millones de visualizaciones y 40.000 seguidores en Instagram en un tiempo récord.
Cómo lo conseguí
Todo empezó hace un año con el desarrollo de QuickTok, una herramienta para automatizar la creación de contenido. En ese momento, la tecnología de avatares aún era limitada, así que combinaba mi voz clonada con imágenes de stock. Pero con la evolución de la IA, logré entrenar un avatar digital que, con solo un vídeo de dos minutos, puede replicar mi imagen y voz para generar contenido sin mi intervención directa.
El proceso es sencillo: yo defino las ideas principales de cada vídeo, mi equipo investiga la información y la IA se encarga del resto: guion, narración, edición y publicación. Herramientas como ElevenLabs para la voz y HeyGen para la imagen han sido clave en este proceso. Aunque HeyGen permite clonar la voz, preferí usar una herramienta especializada para que el resultado fuera más natural.
La clave: velocidad y constancia
Si cada vez que surgiera una noticia viral tuviera que grabar un vídeo desde cero, perdería demasiado tiempo. Con este sistema, mi avatar puede reaccionar al instante y mantener un flujo de contenido diario. Uno de mis vídeos más virales, donde explico cómo las fotos que subimos a internet pueden ser usadas sin nuestro consentimiento, superó los seis millones de visualizaciones en cuestión de días.
Pero esto no es solo una cuestión de números. Este modelo no solo me ha permitido escalar mi marca personal, sino también monetizar mi contenido. A través de mis proyectos de software, como Escríbelo, QuickTok y UDIA, he encontrado la manera de convertir la viralidad en ingresos reales.
¿Hasta dónde puede llegar la IA?
Evidentemente, la automatización de contenido plantea desafíos éticos. La IA puede ser increíblemente realista y, si no se usa con responsabilidad, puede generar desinformación. Por eso, aunque mi avatar haga el trabajo pesado, yo sigo teniendo el control final sobre lo que se publica.
El futuro de la creación de contenido está en la automatización. En EE.UU., ya hay cuentas de marketing gestionadas completamente por avatares de IA. Las redes sociales premian la disciplina y, sinceramente, ningún humano puede competir con la capacidad de producción de una IA bien entrenada.
Mi consejo para otros creadores es simple: no se trata solo de usar IA porque sí, sino de integrarla de forma inteligente en su estrategia de contenido. La tecnología está aquí para ayudarnos a maximizar el impacto sin perder autenticidad. Yo ya lo hice, y los resultados hablan por sí solos.